El gobierno de México ha presentado Olinia, un ambicioso proyecto que busca colocar al país en la vanguardia de la electromovilidad. La iniciativa contempla el desarrollo y fabricación de tres modelos de autos eléctricos: uno para transporte personal o familiar, otro para movilidad en barrios y un tercero destinado al transporte de mercancías. Se estima que estos vehículos tendrán un precio accesible, oscilando entre 90 mil y 150 mil pesos, y serán ensamblados en Puebla.
El concepto de Olinia guarda similitudes con los Mini EVs chinos, pequeños autos eléctricos de bajo costo que han tenido gran éxito en el mercado asiático. Un ejemplo es el Wuling Hongguang de SAIC, que en 2022 vendió más de 400 mil unidades. Este modelo, con una velocidad máxima de 100 km/h y una autonomía de 170 km, cuesta cerca de 5 mil dólares en su versión base, características que se alinean con la propuesta de Olinia.
Desafíos del Proyecto
A pesar del entusiasmo que genera la iniciativa, Olinia enfrenta importantes desafíos. En primer lugar, el desarrollo de un nuevo vehículo requiere una inversión significativa. Mientras que la industria automotriz destina, en promedio, mil millones de dólares al desarrollo de un nuevo modelo, el presupuesto inicial de Olinia es de apenas 25 millones de pesos (1.2 millones de dólares). Si bien podría requerir menos recursos, será necesaria una mayor inversión o la participación de la iniciativa privada.
Otro aspecto crítico es el costo de las baterías. Se estima que los vehículos de Olinia tendrán una autonomía de 180 km, lo que implicaría una batería de aproximadamente 20 kWh. Con un precio promedio de 110 dólares por kWh, el costo de la batería rondaría los 44 mil pesos, representando casi la mitad del precio proyectado del auto.
La manufactura es otro reto considerable. Se ha anunciado que el propio Estado se hará cargo de la producción, una tarea que presenta desafíos logísticos y operativos. Ejemplos históricos, como el caso de Seat en España, demuestran que proyectos estatales en la industria automotriz suelen enfrentar dificultades para ser rentables sin la participación de empresas privadas.
Cuestiones por Resolver
El gobierno mexicano también deberá definir aspectos clave como los mecanismos de seguridad del vehículo (bolsas de aire, frenos ABS, etc.), las certificaciones que deberá cumplir y su estrategia de distribución y comercialización.
La competencia en la industria automotriz es feroz y, para cuando Olinia llegue al mercado, otras marcas podrán haber consolidado sus propias opciones de vehículos eléctricos accesibles.
El impulso a la electromovilidad es una iniciativa loable, pero podría ser más eficaz a través de incentivos fiscales que fomenten la inversión privada. La investigación y el desarrollo podrían volverse actividades deducibles de impuestos, atrayendo la participación de empresas y permitiendo el crecimiento del sector con el respaldo de universidades y centros de innovación.
El futuro de Olinia es incierto, pero su visión plantea una oportunidad para que México avance en la transición hacia la movilidad sustentable.