El reciente anuncio de la presidenta Claudia Sheinbaum sobre la creación de Olinia, una armadora de autos eléctricos bajo un esquema de inversión público-privado, ha generado opiniones divididas. El objetivo de este proyecto es ofrecer vehículos urbanos sostenibles, accesibles y sin emisiones contaminantes, en consonancia con la transición hacia energías limpias.
El dilema de los recursos minerales
Para la fabricación de vehículos eléctricos, se requieren materiales clave como:
- Cobre: 80 kg por vehículo
- Níquel y grafito: 30 kg cada uno
- Litio: 10 a 20 kg
- Manganeso y cobalto: 8 a 10 kg
- También se emplean hierro, neodimio, samario y terbio.
Estos minerales son esenciales para la electrificación automotriz, pero muchos provienen de minas a cielo abierto, una práctica cuya prohibición fue avalada el año pasado por la Comisión de Puntos Constitucionales.
Contradicciones en la estrategia federal
La paradoja radica en que mientras se apuesta por energías renovables y tecnologías limpias, se limita la extracción de los insumos necesarios para ello. Por ejemplo, el cobre —fundamental para autos eléctricos— se extrae en minas de tajo en Sonora, que podrían verse afectadas por restricciones legislativas.

Desafíos y posibles soluciones
La presidenta Sheinbaum ha señalado su preocupación por las restricciones mineras y ha instado a buscar un equilibrio entre protección ambiental y desarrollo industrial. Algunas alternativas podrían incluir:
- Promulgación de leyes mineras responsables: Incentivar prácticas sostenibles en la minería para minimizar el impacto ambiental.
- Fomento de minería subterránea: Como opción menos invasiva en comparación con la minería a cielo abierto.
- Importación de minerales: Aunque esta opción generaría mayores costos y dependencia externa.
Impacto económico y social
Limitar la minería no solo afectaría la producción de autos eléctricos, sino también el empleo, la recaudación fiscal y la derrama económica que genera la industria minera, un sector clave para más de 70 industrias productivas en México, incluyendo la automotriz.
Si México quiere posicionarse como un referente en la producción de autos eléctricos, deberá encontrar una estrategia coherente que permita la extracción responsable de minerales, garantizando al mismo tiempo la sostenibilidad ambiental.